miércoles, 25 de mayo de 2011

Origen de la Palabra Latinoamérica

Originariamente, era el gentilicio de los pueblos del Lacio, pero se aplicaba también a la lengua latina. Actualmente, se refiere a los pueblos de América y Europa en los que se hablan lenguas derivadas del latín.
El origen de la palabra se sumerge en la bruma de remotas leyendas surgidas en los tiempos homéricos. Durante la Guerra de Troya, Latinus era el rey de los aborígenes (de ab origines), primitivos pobladores de la Península Itálica. Cuenta la leyenda que cuando Eneas llegó fugitivo a la costa italiana después de la toma de Troya por los aqueos, fue acogido con su familia por Latinus. En la familia de Eneas estaba su hijo Iulo quien, según la leyenda, sería el fundador de la familia Iulia, en la que ocho siglos más tarde nacería Julio César.
Otra leyenda cuenta que Latino habría guerreado contra Eneas y que, muertos ambos, los tirios y los aborígenes decidieron unirse para formar un nuevo pueblo, al que dieron el nombre del rey Latinus.
Más allá de la milenaria leyenda, lo cierto es que el nombre latinus lo tomaron los romanos para sí y para su lengua y cultura. Tras la caída del Imperio Romano, fueron llamados latinos los países que habían sido conquistados por Roma y las lenguas que derivaron del latín.
La palabra cruzó el océano en la segunda mitad del siglo xix, cuando intelectuales que rodeaban al emperador Napoleón III acuñaron la expresión ‘América Latina’ para justificar la invasión de México y la imposición de Maximiliano como emperador. Napoleón III creía que la expresión ‘América Latina’ hacía resaltar el carácter latino de Francia y aproximarla a los mexicanos.
Cuando este nombre tendía al olvido, fue rescatado desde comienzos del siglo xx por las corrientes políticas de izquierda para diferenciar a los países iberoamericanos de los Estados Unidos. En general, no suele usarse la expresión ‘América Latina’ ni el gentilicio ‘latinoamericano’ para referirse a los canadienses de origen francés, quienes también son americanos de herencia latina.
En España la expresión siempre ha sido poco usada. Tal vez por entender que ella tiende a diluir el papel de España en América, se prefiere ‘hispanoamericano’ o, cuando se desea incluir a Brasil, ‘iberoamericano’.
Minuto.
El adjetivo latino minutus (pequeño) procede del verbo minuere (mermar, reducir), con origen en el indoeuropeo mei- (pequeño), al igual que disminuido, menor, menos, mínimo, minucia, etc.
En latín medieval al minuto se lo denominó minuta, palabra clave extraída de ‘pars minuta prima’ (primera parte pequeña), así llamado originalmente. En español, derivó a minuto, y como tal se documenta desde el siglo XV.
Algo parecido ha ocurrido con la palabra segundo: del indoeuropeo sek- (seguir) procede el latín sequire, con idéntico significado, y de éste el también latín secundus (que sigue a otro, segundo). En latín medieval se llamó secunda, extraído de pars minuta secunda (segunda parte pequeña), que es como en principio se denominaba cada una de las partes en que se dividía una minuta.
Menú.
En francés este vocablo fue adoptado con el mismo sentido que en español, pero en cierto momento surgió una nueva acepción que, inicialmente, denotó ‘detallado’ y más adelante, ‘lista’, ‘relación’.
Más tarde surgiría de esta acepción francesa la expresión menu de repas, que significa en ese idioma ‘lista de comidas’, reducida finalmente a su forma actual menu, que al llegar al español tuvo apenas que añadir un tilde.
Menú se usó en español desde fines del siglo XIX, como en este texto del escritor Fernando Trigo, fechado en 1890:
Se usó en español desde fines del siglo XIX, como en este texto del escritor Fernando Trigo, fechado en 1890:
Unos, alrededor nuestro, con el hambre sana de a bordo, se reservan para cualquier título del francés rimbombante del menú y encuéntranse sorprendidos con sesos fritos... Otros, presumiendo de avisados, llenan de una vez con el tinto macón la batería de copas.
En el Diccionario de Zerollo (1895), menú fue incluido como "palabra francesa equivalente a la castellana minuta, lista de manjares", pero la Academia sólo la incluiría en su Diccionario de 1927.
Debido a que los americanos utilizan diferentes términos para referirse a cualquier persona de origen latino, no es sorprendente que existan diferentes opiniones sobre cual es el término correcto.
La etimología de la palabra “hispano” proviene de la palabra latina “hispania”, adjetivo usado para personas que residían en la Península Ibérica. El gobierno de los Estados Unidos es parcialmente responsable en el uso de esta palabra para describir a personas pertenecientes a países de habla española.
De acuerdo al editor Frank del Olmo del periódico Los Ángeles Times, el U.S. Census Bureau (Oficina del Censo de los Estados Unidos) comenzó a usar el término “hispano” en el año 1970 debido a que anteriormente la población Latinoamericana era mayor de lo que el censo revelaba por los distintos términos usados para describirlos. Muchas agencias del gobierno actualmente usan este término.
Un problema en el uso del término hispano por parte del U.S. Census Bureau (Oficina del Censo) es que etimológicamente "hispano" no se aplica a personas de habla portuguesa como por ejemplo Brasil, pero el U.S. Census Bureau prefiere ignorar la definición oficial y aplica el término a cualquier persona de América Latina.
Otra palabra comúnmente usada para describir a las personas de habla hispana es “latino”. Esta palabra es usada para cualquier persona que hable alguna lengua romance – español, francés, portugués, e italiano – ya que las rutas de estas lenguas es la lengua Latina. “Latino” y “latina” son comúnmente usadas para personas provenientes de países españoles o portugueses.
“Chicano” se aplica solamente a personas mexicano-americanas. Este término no se aplica a otras personas de habla española o personas que viven en México. El Diccionario de la Herencia Americana explica que los movimientos del año 1960 y 1970 entre los mexicanos y los americanos hicieron de esta palabra un término de orgullo ético. Este diccionario también previene que el uso de este término no es necesariamente la mejor alternativa para los mexicano-americanos debido a las connotaciones históricas de esta palabra.
El Diccionario de Herencia Americana explica que el uso de términos varia de acuerdo a diferentes regiones, por lo que personas del estado de California prefieren usar el término “latino” o “latina” mientras que aquellos que viven en Florida o Texas prefieren la palabra “hispano”.
El Nuevo Mundo o continente americano debería haber llevado el nombre de Colombia, en honor a Cristóbal Colón, su descubridor. Pero Colón nunca creyó haber descubierto un nuevo continente. Fue Américo Vespucio el que puso en circulación en Europa la idea de que las tierras descubiertas eran un Nuevo Mundo (Mundus Novus), cosa que la mayoría de los navegantes españoles o ya sabían o intuían.
«La reina Isabel decidió financiar el viaje de Colón. Y éste, en efecto, encontró tierra, más o menos donde él esperaba, y murió convencido de que los hechos le habían dado la razón y había llegado a “las Indias”. Poco tiempo después, un astuto florentino, Amerigo Vespucci, comprendería lo ocurrido: las carabelas castellanas se habían topado con un continente, desconocido para los europeos, que se erguía en medio de los océanos. Y, como lo habían dejado sin bautizar, le dio su nombre; en versión, eso sí, castellana y, como correspondía a un continente, en femenino: América. Si el famoso aventurero genovés no hubiera sido tan obcecado, el continente se llamaría ahora Colombia.» [Álvarez Junco, José: Mater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX. Madrid: Taurus, 2001, p. 47]
Américo Vespucio o Amerigo Vespucci (1454-1512), navegante y descubridor italiano, llegó a España en 1492 para representar los intereses comerciales de los Medici en Sevilla. En 1496, Vespucio decidió dedicarse a la navegación. Entre 1499 y 1502 realizó varios viajes a América que relató en cinco cartas dirigidas a distintos destinatarios. Parece que se embarcó en Cádiz en 1499 en la flota de Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa. Siguiendo la ruta del tercer viaje de Cristóbal Colón, recorrió la costa norte de Sudamérica y llegó hasta el cabo de la Vela (Venezuela). En 1501 partió nuevamente al Nuevo Mundo en la expedición que dirigía el portugués Gonzalo Coelho. Salió de Lisboa, tras pasar por Cabo Verde, llegó a Brasil y, bordeando la costa, arribó a la Patagonia, comprobando así que las tierras descubiertas no eran una prolongación de la península asiática, sino un nuevo continente. Este viaje fue narrado por Vespucio en una carta que dirigió a Lorenzo di Pier Francesco de Medici, editada en París en 1502 con el título de Mundus Novus.
Cualquier navegante experimentado de entonces sabía ya que las tierras descubiertas por Colón eran un Nuevo Mundo y no las Indias, como creía el almirante genovés. Pero la noticia del descubrimiento de un nuevo continente se difundió por las cortes europeas gracias a las cartas de Vespucio. Éstas cayeron en manos del cosmógrafo alemán Martin Waldseemüller, que, en la abadía de Saint Dié en Lorena (Francia), estaba preparando su Cosmographiae introductio, una introducción a la versión latina de la Geografía de Claudio Tolomeo. El tratado se refería al relato de los viajes del navegante italiano Américo Vespucio, y proponía aplicar el nombre de América a las tierras que se acababan de explorar: «Hoy día, estas partes del mundo (Europa, África y Asia) han sido más cabalmente conocidas, y otra cuarta parte ha venido a ser descubierta por Américo Vespucio; por lo cual no veo qué justa razón impide que se llame América, de su descubridor Américo, hombre de sagaz ingenio, bien así como Europa y Asia han tomado de mujeres sus nombres.»
El nombre de “América” se acabó adoptando por los españoles, pues era un nombre breve y sonoro. El verdadero descubridor de América, Cristóbal Colón, murió creyendo que había llegado a las Indias Orientales.
Cuando hoy hablamos de Hispanoamérica nos referimos a todos los países americanos de habla española. Bajo Iberoamérica comprendemos los países de habla española y portuguesa (Brasil). Latinoamérica comprendería a todos los países en los que se habla una lengua latina: español, portugués, francés, italiano.
El peruano Haya de la Torre, fundador de la Alianza Popular Revolucionarioa Americana (APRA) da la siguiente explicación político-ideológica de las diferencias formas como se ha designado a Latinoamérica:

3 comentarios:

  1. Muy interesante, quien fue uno de los que aportó a esta discusión fue el pensador uruguayo Arturo Ardau. Gracias.

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  2. me podrias dar un resumen q sea mas facil de la palabra como tal....

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