lunes, 28 de marzo de 2011

CONOCIENDO A UNA MUJER EXCEPCIONAL


Helene Bertha Amalie «Leni» Riefenstahl (Berlín, 22 de agosto de 1902 – Pöcking, Baviera, 8 de septiembre de 2003) fue una actriz y cineasta alemana, célebre por sus producciones propagandísticas durante la Alemania nazi.
Primogénita de un industrial de la calefacción, Riefenstahl nació en Berlín. Desde su infancia demostró interés en la pintura. Comenzó su carrera artística como bailarina, aunque tuvo que dejar la danza a causa de una lesión de rodilla. Se inició en el cine como actriz y posteriormente pasó a la dirección con Das Blaue Licht (La luz azul, 1932) que, tras ser premiada en el Festival de Venecia, la lanzó a la fama internacional.
Leni Riefenstahl sentía una verdadera devoción por el arte en general. Creía fervientemente en la supremacía de ésta por encima de todas las cosas. Ya con 16 años comenzó a acudir a clases de ballet en la Grimm-Reiter Dance School de Berlín, donde se convirtió en la alumna estrella e inició su carrera profesional como bailarina.
Sin embargo, cuando en 1924 descubrió el denominado cine de montaña, inventado por el director Arnold Fnack, cambió su carrera como bailarina por la de actriz, protagonizando varios films del citado autor, tales como The Holy Mountain o The Big Jump, entre otras. Durante esos años ganó varios seguidores, entre los que se encontraba el entonces cadidato presidencial Adolf Hitler. La última de estas películas sería The Blue Light (lLa luz azul), en la que no sólo sería la actriz protagonista sino que ella misma dirigiría.

A pesar de su pasión por el cine de montaña, Riefenstahl dió un enfoque completamente diferente a su película, como si de un relato místico se tratase. La joven había estudiado la estética cinematográfica de los grandes maestros rusos, como Pudovki o Eisntein, pero le confirió al ritmo de sus películas una mayor suavidad, feminidad y elegancia.

En ese mismo año escuchó a Adolf Hitler en un mitin y le ofreció su talento y colaboración. A través de Rudolf Hess, Hitler le ofreció filmar la concentración del Partido Nazi en el Campo Zeppelín de Núremberg en 1933 ya que el dictador se había quedado muy impresionado con el primer trabajo de Leni como directora cinematográfica con Das Blaue Licht (La Luz Azul, 1932). Riefenstahl aceptó la propuesta y realizó lo que hoy se conoce como La Trilogía de Nuremberg, uno de los documentales político-propagandísticos más efectivos jamás filmado, formada por:
• Der Sieg des Glaubens (Victoria de fe, 1933)
• Triumph des Willens (El triunfo de la voluntad, 1934)
• Tag der Freiheit: Unsere Wehrmacht (Día de libertad: nuestras Fuerzas Armadas, 1935)
Su siguiente obra importante como directora fue el megadocumental de más de cuatro horas de duración Olympia (Parte I Festival de las Naciones y Parte II Festival de la belleza, 1938), en la que filmó los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, conocidos como las Olimpiadas de Hitler. Verdadero hito cinematográfico ya que nunca antes se habían filmado unos JJ. OO. Sobre este film pesa la controversia de ser también un trabajo propagandistico a favor del régimen nazi, debido a su alto contenido político. Aun así, cabe destacar los avances técnicos y de producción utilizados por Riefenstahl en estos trabajos, ya que fue pionera en la utilización de medios y formas de rodaje y posproducción muy comunes hoy día en las producciones audiovisuales, pero indudablemente innovadores en la época.


Riefenstahl y Himmler en Nüremberg.
Leni, trabajadora incansable colaboró en algunos aspectos con Albert Speer, cuando era uno de los arquitectos en el régimen nazi, en la creación de la famosa Catedral de luz.
Si bien Leni Riefenstahl posteriormente arguyó ser simpatizante de Hitler en sus inicios, progresivamente fue distanciándose de la figura del gobernante. Negó haber sido además amante de Hitler, era amiga de Rudolf Hess y amiga personal de Albert Speer y se estableció una profunda animadversión mutua con Joseph Goebbels. En 1938, Leni Riefenstahl se casó con un oficial de la Wehrmacht llamado Peter Jacob. Durante la guerra, perdió a su hermano en el frente ruso. Su padre moriría el 20 de julio de 1944 afectado por un cáncer, el mismo día del atentado contra Hitler.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Leni Riefenstahl tuvo problemas en su vida privada, su matrimonio fracasó y además el gobierno francés se empeñó en enjuiciarla. Riefenstahl rechazó estar vinculada con el régimen nazi, aduciendo que sus filmes y trabajos sólo habían sido producto de un servicio profesional contratado y que ella había cumplido de acuerdo con las directivas nazis (véase Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler), sin hacer una apología por convicciones personales.


Goebbels y Riefenstahl en 1938, después del estreno del film Olympia.
Sin embargo, estas apologías aún son objeto de controversia debido al alto grado de vinculación que tuvo con los altos círculos nazis, y es un hecho que ella nunca pudo desprenderse del estigma del Nazismo. También se la señaló como amante de Hitler, hecho que ella negó, limitándose a reconocer que el líder alemán la pretendió en alguna ocasión sin que ella aceptase (lo mismo ocurrió con Goebbels). Más tarde rechazó los horrores del nazismo.
Finalmente, en 1948, fue eximida de culpabilidad; no obstante, se le confiscaron todos sus bienes.
A partir de la década de 1950, Riefenstahl inició una nueva y estimulante etapa profesional, esta vez como fotógrafa. A finales de la década siguiente produjo una detallada y bella documentación fotográfica sobre un pueblo africano, los Nuba, y en años posteriores realizó varias producciones sobre la vida submarina. Su estilo fue imitado por varios fotógrafos de revistas de gran tirada.
Aun en su senectud, Leni desarrolló una gran actividad en pro de su arte, llegando a sufrir un grave accidente que le dejó con problemas dorsales y en la cadera (sobrevivió a la caída de un helicóptero).
Su vida fue plena de vivencias y amor al arte fotográfico, el cual constituye su más preciado legado.
Riefenstahl falleció a los 101 años en su casa de Poecking, a bordo del «Starnberger See», en Baviera. La cineasta, que padecía cáncer y problemas dorsales, falleció mientras dormía, tras un progresivo deterioro de su salud.
ANEXOS
Riefenstahl quedó impresionada por las cualidades que Adolf Hitler tenía como orador. Algo que se puede apreciar claramente en la descripción que realizó en sus propias memorias sobre la primera vez que lo escuchó hablar: “Yo tuve una visión casi apocalíptica que nunca pude olvidar. Me dio la impresión de que la tierra se estaba abriendo en frente de mí, como un hemisferio que de pronto se parte por la mitad expulsando un enorme chorro de agua, tan poderoso que toca el cielo y remece la tierra”.

A partir de ese momento, Leni consigue conocer a Hitler personalmente y éste le ofrecerá convertirse en la directora de varios documentales sobre diversas reuniones del partido Nazi. Estos documentales, con un fondo de propaganda política, se conocen como la triología de Nuremberg.

El primero fue “Der Sieg des Glaubens” (Victoria de fe), de 1933. Trabajo con el que la directora no quedó plenamente satisfecha debido a sus incompatibilidades y desacuerdos con el Ministro de Propaganda y cabeza del cine, Goebbels. En el segundo, “Triumph des Willens“ (El triunfo de la voluntad), de 1934, Leni contó con más libertad a la hora de realizar su trabajo. Éste fue considerado como un verdadero monumento cinematográfico a favor del nazismo y del Tercer Reich. El tercer y último documental, “Tag Der Freiheit : Unsere Wehrmacht” (Día de libertad: nuestras fuerzas armadas), de 1935, serían dieciocho minutos centrados en el ejército alemán.
Aunque todas sus obras son admiradas técnica y cinematográficamente, fue su documental “Olympia” el que se considera su obra maestra. Se trata de una película dividida en dos partes, “El festival de los pueblos” y “El festival de la belleza”, en la que se documentan los Juegos Olímpicos celebrados en Berlín en 1936.

Leni admiraba, ante todo, la belleza del cuerpo humano, independientemente de la raza o el color de la piel. De ahí que, a pesar de las quejas de Goebbels, el documental incluyese imágenes del atleta afroamericano Jesse Owens, que ganó cuatro medallas de oro y a quien Hitler

© Olympia, primera parte
negó el saludo en la entrega de premios. Pese a su intento por mantener al mergen cualquier tipo de intención política, ésta se introdujo por añadidura.

Asímismo, la técnica y los recursos utilizados eran, para la época, completamente innovadores. De hecho, podría afirmarse que Riefenstahl desarrolló la mayoría de las técnicas para filmar deportes que hasta hoy se tienen por fundamentales. Sería una de las primeras realizadoras en situar cámaras en rieles con el fin de seguir los movimientos de los atletas, e incluiría tomas a cámara lenta.
A pesar de la calidad de sus películas y de su reconocimiento internacional, sus películas no eran bien recibidas fuera de Alemania. Ni siquiera Olympia, que no trataba temas del nacionalsocialismo, llegó a proyectarse en norteamerica. El motivo fueron unas declaraciones de la directora en la que identificaba a Hitler con un hombre casi perfecto. Estas declaraciones empañaron toda su gira.

Así mismo, se vio involucrada en otros conflictos, como su aparición en varias fotografías vestida con uniforme militar alemán en compañía de varios soldados, durante la invasión alemana a Polonia.

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